lunes, 13 de diciembre de 2010

¡A las barricadas! La CNT cumple cien años.


El pasado 29 de noviembre se cumplieron 100 años de la constitución de la Confederación Nacional del Trabajo en el palacio de Bellas Artes de Barcelona. Lo primero que llama la atención es el nulo eco que esta efemérides ha tenido o está teniendo en los medios de comunicación social, si bien hay que decirlo, que en consonancia con la escasa incidencia que el histórico sindicato anarquista tiene en la actualidad en la sociedad española. Pero aún reconociendo esta escasa presencia el panorama político y sindical no deja de ser significativo el olvido sino a su trascendencia actual a su valor histórico dentro de la Historia del Movimiento Obrero en particular y de la Historia de España en general. La CNT llegó a ser, junto con la UGT, la mayor fuerza sindical de la España de las primeras décadas del siglo XX. Tanto, que es imposible comprender ese periodo histórico sin conocer cual fue el papel que la CNT jugo en cada momento.
El sindicato es heredero directo de los sindicatos anarquistas “Solidaridad Obrera” que decidieron en el congreso de Barcelona de 1910 conformar una nueva fuerza sindical de ideología anarcosindicalista y de carácter nacional que se convirtiera en alternativa al sindicalismo socialista de la UGT. Pero hay que decir que la presencia del anarquismo como corriente y pensamiento político estuvo presente en España desde 1869 tras la formación de la sección española de la Primera Internacional en Barcelona y al año siguiente en Madrid. Después los dispersos grupos anarquistas se organizaron bajo distintas formaciones: Federación de Trabajadores de la Región Española, Federación Regional de Resistencia de la Región Española, y ya en el siglo XX en la más conocida Pacto de la Unión y Solidaridad Obrera, dando lugar a los sindicatos “Solidaridad Obrera” que se agruparon en la Confederación Regional de Solidaridad Obrera.
El empuje intelectual de la nueva formación se debe en gran parte a los redactores del periódico “Solidaridad Obrera” (La soli) José Prat y Ricardo Mella y se basaba en los principios clásicos del sindicalismo revolucionario. Así en una de las resoluciones del congreso fundacional se establece que uno de los objetivos de la nueva organización es: “apresurar la emancipación económica de la clase trabajadora a través de la expropiación revolucionaria de la burguesía”.


Tras varios altibajos y periodos de ilegalización, el sindicato anarquista alcanzó su mayor esplendor en la guerra civil, pero ya en 1923 sus dirigentes afirmaban contar con más de 700.000 afiliados en toda España tras su exitosa participación en la huelga general de 1917 convocada conjuntamente con la UGT. La CNT supo mantener una gran independencia respecto de los partidos políticos hasta el final de la guerra civil, en contra de lo que había pasado son otros sindicatos revolucionarios occidentales (la CGT francesa, la CGL italiana o la IWW estadounidense,...), que cayeron pronto bajo la influencia de los Partidos Comunistas o Socialistas. Independencia que aún hoy mantiene y que es uno de sus mayores logros pero a la vez una de las razones de su actual posición marginal dentro del movimiento obrero español.
La feroz represión franquista dejó absolutamente esquilmada a la organización anarcosindicalista y con la llegada de la democracia no supo o no pudo, víctima de sus propios planteamientos revolucionarios, aceptar la reforma política como mecanismo válido para sus fines, quedándose fuera del pacto democrático de la transición. La ciudadanía y el movimiento obrero de entonces rechazaron decididamente la ruptura, pues la incertidumbre de esta opción les llevaron posiciones posibilistas en contra de las revolucionarias.


Además, una nueva fuerza sindical había nacido de una forma arrolladora dentro del país en los años de la dictadura: las Comisiones Obreras. Esta nueva organización sindical sí supo y pudo conjugar los anhelos revolucionarios con las posibilidades reales de cambio y se convirtió así en al fuerza hegemónica del movimiento obrero en los últimos años del franquismo, papel que tuvo que compartir con la UGT una vez que el sindicato socialista pudo reorganizarse.
La CNT quedó relegada a un segundo plano y se convirtió en la voz de los grupos más radicales que la llevaron a posiciones cada vez más minoritarias y marginales. En estos momentos desarrolla su labor en dos campos fundamentales, por un lado las luchas sindicales, de las cuales hay muestra de su actividad en el conflicto que mantiene con la Mercadona o en el importante papel que jugó en la última huelga del metro de Madrid; y, también, dando cobijo a los movimientos antiglobalización y antisistema, en muchos casos en sus facetas más radicales y violentas, y que son de difícil comprensión de por sí y aun más por una sociedad tan mediatizada como la nuestra.
Como decía al inicio, por la importancia de esta organización en nuestra historia reciente, es difícil entender el olvido institucional y sobre todo mediático a su centenario, tan sólo puede entenderse por lo incómoda que es la CNT para el poder establecido, tanto por su historia como por su situación actual, y por el propio radicalismo del que hace gala el sindicato anarquista que le aleja mucho del sentir actual del movimiento obrero.
Cuando estaba escribiendo este post llegó la noticia de la muerte de Marcelino Camacho, fundador de CC.OO. y figura imprescindible para entender el sindicalismo y el movimiento obrero español en la actualidad, quien destacó por su entrega y compromiso a lo largo de toda su vida. Sirva este post como humilde homenaje a su persona y a su ejemplo.

Video con el himno del sindicato. ¡A las barricadas!



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© Francisco Arroyo Martín. 2010

Para citar este artículo desde el blog:

ARROYO MARTÍN, FRANCISCO. ¡A las barricadas! La CNT cumple cien años. http://elartedelahistoria.wordpress.com. 2010

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