viernes, 4 de septiembre de 2009

La Historia en el siglo XIX

Hace un tiempo, para vendernos unos coleccionables de Historia el lema era algo parecido a esto: “Para comprender la Historia del siglo XX se necesita conocer a los historiadores del siglo XIX”.

Dejando a un lado que los libros tenían una edición horrorosa que convertían su lectura en un suplicio, si es cierto que las corrientes historiográficas del siglo pasado se forjaron y tuvieron sus orígenes en el XIX. Fue este un siglo que significó el triunfo social y económico de una clase social emergente y su sistema económico y político: la burguesía, el capitalismo y la democracia, respectivamente. Sus mayores exponentes los encontramos en la revolución francesa -como momento más trasgresor-, en el parlamentarismo inglés, -que a falta de una revolución que defender se dedicaron a conservan lo que había- y en la independencia norteamericana -que tomaron de allí y de allá. Este movimiento social y político, fructificó en la historiografía liberal que interpreta la historia desde la óptica de la burguesía triunfante. Guizot, Macaulay, Tocqueville o Thierry son algunos de los autores más importantes. La historia política, la de gobiernos y gobernantes, que gozó y goza de una amplísima difusión, bebe en las fuentes de este primer liberalismo. De alguna manera en estos momentos estamos viviendo un resurgir de esta corriente historiográfica con Francis Fukuyama -”El fin de la Historia”- y los neocon.

Pero frente a la revolución surgieron los contrarrevolucionarios que añoraban el Antiguo Régimen de reyes absolutistas que poco a poco derivaron en nacionalismos que se afanaban en buscar en el pasado elementos conformadores de una comunidad que les dotara de una identidad propia como pueblo y nación. Este movimiento político por momentos fue de la mano de otro movimiento mas estético e intelectual: el romanticismo; si bien este se ramificó en múltiples visiones y matices políticas. De esta gran corriente política surgieron dos historiografías. Por un lado el positivismo que pretendía una historia académica en la cual solo la recuperación de los hechos históricos y su ordenación explicarían el devenir de la Historia. Al positivismo, hoy totalmente desprestigiado, debemos las academias nacionales y la entrada de la historia en las universidades; siendo sin lugar a dudas los forjadores de la actual Historia como disciplina científica. En sus trabajos predomina una visión conservadora, pues con su pretendida objetividad dejaron en manos del poder la interpretación de los hechos históricos. Algunos nombres: Ranke, Niebuhr, Michelet, Taine,… La otra corriente historiográfica que surgió frente al liberalismo fue el idealismo histórico. Nace del pensamiento de Kant y Hegel y pretende hacer una historia del alma colectiva de los pueblos. El estado, la nación, se convierte en el objeto de la Historia. Herder, Fichte y el mismo Hegel son los mejores exponentes de esta corriente historiográfica que tendrá una amplia repercusión en la siguiente centuria con la historia del pensamiento y de las civilizaciones.

Pero frente a revolucionarios liberales y contrarrevolucionarios conservadores -que poco a poco se irán acomodando entre sí- surge el socialismo como un nuevo movimiento político que desarrollará y diversificará durante todo el siglo XIX, y que tiene en los pensamientos filosóficos de Marx y Engels a sus principales valedores intelectuales. Se trata de la expresión política y social de la nueva clase que surge con la revolución industrial: el proletariado. Como no podía ser de otra forma, este movimiento creará una nueva corriente historiográfica que tendrá larga trascendencia y que, de una u otra forma, perdura aún con fuerza: el materialismo histórico. Parte de la idea según la cual los hombres dependen de unas relaciones de producción independientes de su voluntad y que corresponden a un grado de desarrollo de las fuerzas productivas, que son las que determinan las estructuras políticas, sociales y económicas. Así las circunstancias materiales en las que se desenvuelve la vida de las sociedades humanas condicionan su organización política e intelectual y tienden a crear una conciencia social y una concepción del mundo coherentes. Existe una visión economicista del materialismo histórico, que derivará en la historia económica; otra más dogmática que se plasmará en la historia social; y otra más globalizadora e integradora que tendrá su mejor exponente en la corriente histórica que se representa en los «Annales».

En fin, que razón no le faltaba al slogan de los coleccionables.

[Por cierto, ¿se han fijado lo guaperas que era Carlitos Marx de joven?]

© Francisco Arroyo Martín. 2009

Para citar este artículo desde el blog:

ARROYO MARTÍN, FRANCISCO. La Historia en el siglo XIX. http://elartedelahistoria.wordpress.com/2009/09/04/la-historia-en-el-siglo-xix. 2009

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(OGH21H)