domingo, 10 de mayo de 2009

La bandera europea es un símbolo mariano basado en una visión del Apocalipsis

A pesar del teórico laicismo de la Unión Europea parece ser que la bandera que representa a esta institución (y con la cual todos nos identificamos, dicho sea de paso) tiene un profundo simbolismo religioso, en concreto católico y mariano.

Ayer, 9 de mayo se celebró el día de Europa. Y como tal la bandera azul estrellada ondeó en todos los sitios oficiales de la Unión Europea y de muchas instituciones más en su homenaje. Pero lo que pocos saben es el sentido católico de esta divisa.

Originalmente esta bandera era el emblema del Consejo de Europa, que era un organismo diferente al embrión de la actual Unión Europea (la Comunidad Europea del Carbón y del Acero) y que entre sus objetivos tenían la defensa de los Derechos Humanos y la promoción de la cultura europea.

En 1955 el francés Arsène Heitz ganó un concurso de ideas para elegir bandera del citado Consejo de Europa con el diseño que conocemos: rectángulo azul en el que se insertan doce estrellas amarillas de cinco puntos equidistantes. Esta bandera fue aprobada por el comité ministerial el 8 de diciembre de ese año; curiosamente el día que los católicos celebra la Inmaculada Concepción de María [Patrona de España también y uno de los pilares del puente más largo del año]

Posteriormente la bandera fue adoptada como enseña del Parlamento Europeo en 1983, y en 1985 fue adoptada por los Jefes de Estado y Gobierno miembros como emblema oficial de las entonces Comunidades Europeas. Finalmente en 1992 pasó a ser la bandera de la actual Unión Europea.

La página oficial de la Unión Europea da a la bandera un valor laico e integrador:

Es el símbolo no sólo de la Unión Europea sino también de la unidad e identidad de Europa en un sentido más amplio. El círculo de estrellas doradas representa la solidaridad y la armonía entre los pueblos de Europa.

El número de estrellas no tiene nada que ver con el número de Estados miembros. Hay doce estrellas porque el número doce es tradicionalmente el símbolo de la perfección, lo completo y la unidad. Por lo tanto la bandera no cambia con las ampliaciones de la UE.

También dicen en esta página que el doce es un número simbólico que representa la integridad y que el círculo representa la unidad. Pero simbologías del 12 hay las que queramos: meses, horas, zodiaco, vueltas que da la luna a la tierra, apóstoles de Jesús, hijos de Jacob y tribus de Israel, dioses del Olimpo, Vía Crucis, las tablas de la ley romana, los mandamientos cristianos, los trabajos de Hércules, … vamos, para no parar. [Alguna aclaración de estas docenas en la respuesta a un comentario de Guayarmina, a quien le agradezco mucho su aportación]

Bueno, pues también las doce estrellas doradas es la representación tradicional de María como Reina del Cielo. Pero en esta caso no estamos especulando con el posible significado, pues según confesión de Arsène Heitz, autor de la enseña: “inspirado por Dios, tuve la idea de hacer una bandera azul sobre la que destacaban las doce estrellas de la Inmaculada Concepción de Rue du Bac; de modo que la bandera europea es la bandera de la madre de Jesús que apareció en el cielo coronada de doce estrellas

Efectivamente Heitz declaró en la revista “Lourdes magazine” en julio de 2004, haberse inspirado en un pasaje del Libro del Apocalipsis, capítulo 12, donde “…una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas…” que va a dar a luz un hijo “…que regirá con vara de hierro a todas las naciones…” se enfrenta a un dragón. Así como, también afirmó haber basado su diseño en la corona duodecastelada (de doce estrellas) sobre fondo azul de la Medalla Milagrosa basada en las visiones de Catherine Labouré en la iglesia parisina de la Rue du Bac y en la que reza “conçue sans péché” (concebido sin pecado), lema de lo que posteriormente sería el dogma de la Inmaculada Concepción; ya he señalado que el día que se celebra este dogma se aprobó oficialmente la bandera.

Además, el 11 de diciembre de 1955, tres días después de la aprobación de la bandera el propio Consejo de Europa inauguró un vitral en la catedral de Estrasburgo en honor a la Virgen coronada con la “Corona Stellarum Duodecim” o corona de doce estrellas.

Hace un tiempo asistimos al debate sobre si la Constitución Europea debía incluir alguna referencia a las “raíces cristianas” de nuestro continente; pero en este debate nadie sacó a colación que ya contábamos con un emblema claramente cristiano y, a más a más, católico. Ni siquiera el papa Juan Pablo II mencionó este hecho cuando intervino en esa polémica, ni mencionó que Europa es un continente consagrado a María desde los tiempos de Clemente V (siglo XIV). Cuesta creer que esto se debiera a un olvido y muchos menos a ignorancia; ¿optaron los católicos por mantener esta “consagración” de forma oculta tras la simbología de la bandera? ¿De haber conocido este simbolismo, la reacción hubiera sido la misma? Esclarecedor es el caso del francés Jean-Baptiste Nicolas Robert Schuman, al que se le considera como uno de los “padres de Europa” en referencia a su determinante participación en la creación de las Comunidades Europeas y que actualmente se encuentra en proceso de beatificación.

Para los agnósticos es tremendamente perturbador, pero qué deciros de los protestantes que rechazan el culto a María por considerarlo contrario al párrafo del Éxodo que dice “”No tendrás dioses ajenos delante de mí”; recordar que Margaret Thatcher decía que la Unión Europea era una conspiración católica.

De todas formas, el valor de los símbolos es el que le dan los que reconocen los propios símbolos; y si para la inmensa mayoría de europeos la bandera significa unidad integración y equidad, ese es su verdadero valor y significado.

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Apocalipsis. Cap. 12

Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento.

También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese.

Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono.

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3 comentarios:

Alicia Liddell dijo...

Una historia alucinante, cuántas cosas nos pasan desapercibidas...

Anónimo dijo...

No discuto su explicación del origen de las doce estrellas, pero sólo corregirle un par de cosas:
- Los mandamientos cristianos son 10.
- Las estaciones del viacrucis son 14.
- La luna tarda en dar la vuelta a la tierra 27 días 7 horas y 43 minutos, que de 12 vueltas depende del tiempo que considere, también puede dar 24, 13 o 38.
Un saludo,

Guayarmina Medina Álvarez

Francisco Arroyo dijo...

Estimada Guayarmina: muchas gracias por su aportación y por la atención que muestra al leer. De todas formas permítame que aclare lo que quise decir a la luz de sus atinadas observaciones.
Cuando me refería a que los mandamientos cristianos eran doce sumaba a los diez hebraicos de la Ley de Moisés los dos que Jesucristo añade durante su evangelización [“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas” (Mt 22, 37-40).]. Si bien tienes razón que San Agustín, a quien sigue la Iglesia Católica en su doctrina en este aspecto, lo interpretó como que el primer mandamiento de Jesucristo era un compendio de los 3 primeros de la Ley de Moisés; y el segundo un compendio de los siete restantes.
Sobre las 12 vueltas lunares alrededor de la Tierra, me refería a las 12 fases lunares que se producen cada año (aproximadamente) y que son la base de muchos calendarios, entre ellos el musulmán, con sus ciclos de 360 lunaciones en 30 años, y en parte el judío. Estamos hablando del mes sinódico, que es el tiempo que tarda la Luna en completar una de sus fases: 29.5 días aproximadamente. En tu comentario te refieres al mes sideral que dura, efectivamente 27,3 días aproximadamente. La diferencia del tiempo entre uno y otro estriba en que las fases lunares son apreciables desde la tierra en función de la luz que la Luna recibe del Sol: por lo tanto de la relación entre la órbita lunar, la terrestre y la posición del Sol; y al girar la Tierra entorno al Sol y la Luna entorno a la Tierra, la Luna tarda más tiempo en volver a la misma posición con respecto al Sol (mes sinódico) que respecto a la Tierra (mes sideral).
Respecto al número de estaciones del via crucis después de consultar alguna información tengo que decirte que tienes toda la razón y que actualmente son catorce las estaciones (incluso he descubierto que recientemente el papa Juan Pablo II añadió una más, la decimoquinta: Jesús resucita; y que han sido modificadas]. Tengo que reconocer que sin saber la razón siempre he pensado que eran doce las estaciones del via crucis y esta confianza me llevó al error; lo curioso es que en la rebusca he hallado que al parecer las estaciones actuales fueron influenciadas por un libro publicado en 1584 por un tal Adrichomius [Creo que es Christianus Crucius Adrichomius, sacerdote católico y teologo alemán que fue director del Convento de Santa Bárbara en Delft] titulado "Jerusalén sicut Christi tempore floruit", en el cual se recogen doce estaciones que se corresponden con las doce primeras estaciones actuales.
Pero en esto de las docenas, en la Biblia hay muchos ejemplos más: los doce patriarcas, los doce profetas, las doce legiones de ángeles, las doce puertas de Jerusalén (con sus doce ángeles custodios cada una), los doce frutos del árbol de la vida, etc. y entre otras curiosidades son doce las banastas de pan que sobran tras el milagro de los panes y los peces. Ahh…., y no hay que olvidar que Cristo tenía doce años cuando fue presentado en el templo.
Un saludo y muchas gracias por su aportación